Un viejo dicho irlandés sostiene que "al morir, los primeras líneas van directo al Cielo, porque ya han experimentado el infierno en la Tierra".
Vale la pena notar que el scrum, como el tackle, sin casi siempre el área más desconcertante para los jugadores novatos. Arrojar a un novato a las profundidades del scrum tal como vino y sin adecuada preparación no solo es un acto de irresponsabilidad criminal, sino también una forma segura de garantizar que un alto porcentaje de los "nuevos" evitarán todo contacto posterior con el rugby.
Cada sesión de entrenamiento de scrum debe comenzar con un recordatorio de seguridad, y no solamente para los principiantes. Es necesario recordar periódicamente a todos los forwards cuáles son sus responsabilidades en esta área.
La seguridad en el scrum se basa en preparación física y mental, y en el control cuidadoso de las primeras experiencias de los jugadores principiantes. Probablemente la mejor forma de abordar este proceso para quien es responsable de entrenar el scrum sea ayudar a cada jugador a construir una lista personal de verificación pre-scrum que, una vez que se convierta en instinto, asegurará que el jugador entra al scrum preparado física y mentalmente. Esa lista puede cubrir posición de los pies, alineación del cuerpo, posición de hombros y cuello y nivel de vista a seguir antes de cada contacto. También es fundamental la correcta selección del blanco, porque es importante que el contacto inicial sea ejecutado con precisión, tanto en la primera línea como en el resto de los jugadores. Arrojarse ciegamente hacia adelante contra el oponente que se halla enfrente es una receta para los problemas.
Los jugadores principiantes (¡y no tanto!) deben darse cuenta de las consecuencias que sus acciones puedan tener sobre otros mientras se ejecuta el scrum. Es obvio que los pilares que se sientan tentados a derribar el scrum deben considerar que esto puede llegar a imponer tensiones posiblemente desastrosas en su propio hooker, su otro pilar, así como en la primera línea oponente. Del mismo modo, une empuje en ángulo incorrecto de un segunda línea o del octavo pueden afectar significativamente la seguridad del pilar o del segunda línea sobre el que están empujando. Por eso es necesario entrenar cuidadosa y detallamente, paso a paso, para lograr que cada jugador obtenga la posición y la mecánica correctas en términos, por ejemplo, de posición corporal antes de considerar el efecto general del scrum completo. Tan necesario como esto es construir un ambiente de comunicación que permita que los jugadores puedan hacer conocer cuáles son sus problemas sin avergonzarse.
Una vez que los jugadores logran "hacerlo correctamente", la responsabilidad recae en el líder del scrum (general, pero no necesariamente, el No. 3). El líder debe asegurarse de que todos sus jugadores están preparados y alertas antes de hacer contacto. Los jugadores deben comunicar cuando no están listos, y es fundamental alentarlos a que lo hagan. Si bien los referees suelen ponerse de mal humor cuando un jugador anuncia que no está preparado, deben resistir este impulso y dar siempre el beneficio de la duda a los jugadores, mucho más aún en partidos de divisiones juveniles; a fin de cuentas, es el físico de estos, y no el del referee, el que está en juego. Asi pues, recuerden que un grito a tiempo de "¡¡No estoy listo, señor!!" puede salvarlos de una lesión seria.
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